viernes, 28 de mayo de 2010

Pesadilla

Él pasa por Ella a la salida de su trabajo, nota que ha sido un mal día, lo nota en su mirada, no hay saludos, no hay cariños, se lo dice todo con la mirada. Las dueñas del bar necesitan hablar con Ella, Él supone que es debido a ese mal día, Él se retira y recoge la mesa de los últimos clientes que acaban de salir. La platica es breve, pero Él imagina que es directa, todos se retiran, Él se despide de las que alguna vez en su adolescencia fueran sus jefas, pero esa despedida le deja la sensación de que no se volverán a ver, no entiende porque esa sensación. Él, entre la despedida no se ha dado cuenta de que Ella se ha adelantado, trota un poco y la alcanza, ya no se toman de la mano, hace mucho tiempo que ya no lo hacen. Solo están las estrellas, el silencio y el frío invernal, se dirigen a una fiesta, una fiesta a la que Ella ha sido invitada, pero que Él aun sin invitación insistía en estar con Ella. La fiesta no es lejos de donde Ella trabaja, pero al llegar se detienen en la puerta, sigue sin haber palabras, para Él solo hay incertidumbre, no sabe lo que a Ella le pasa por la cabeza, su mirada ha cambiado tanto desde la ultima vez que realmente se divirtieron. Lo único que Ella puede decir es:
-Lo siento, no puedo seguir con esto.
Y entra a la casa, a Él no le basta con esta respuesta, la sigue dentro de la casa pasa por un pasillo estrecho, entre saludos rápidos y la urgencia de encontrar una respuesta mas concreta (creo que en el fondo, todos somos masoquistas). Ella entra en un cuarto, Él la sigue, el cuarto esta solo, siguen los dos sin decirse nada, solo silencio e incertidumbre. Él quisera que le arrancaran el corazón para no seguir sintiendo lo que siente. Cuando Ella esta a punto de abrir sus labios entran 2 mujeres y 1 hombre al mismo cuarto, sin el mayor reparo y platicando de su semana fuera de la ciudad. Ella sale deprisa, Él intenta controlarse, no quiere perder el control, se acicala y sigue a medias en la platica de los recién llegados, tomando un respiro y valor, se atreve a salir y la ve, Ella sentada en la esquina de un sofá rojo, el corazón de nuevo pide clemencia, hay un silencio incomodo que rompe otra invitada recién llegada, dándole a Ella un abrazo y un beso en la mejilla dice:
-Llego en el momento de mas concentración
A lo que Ella responde dirigiendo su mirada hacia Él. 
-Lo siento, gracias por to...
Él segado por el dolor y con el corazón pidiendo ser arrancado la interrumpe lanzando una maldición, camina apresurado hacia el pasillo por donde entro, todos sueltan una carcajada y Él alcanza a ver de reojo que Ella solo puede pintar una sonrisa, en el pasillo hay tres personas charlando, Él grita
-Compermiso
Pero aun así alcanza a golpear el hombro de una persona, sigue con su paso apresurado, sin pedir disculpas y toda una vida de planes hecha trisas. Él se detiene en el marco de la puerta por donde entro. Y entonces una lagrima sale de su ojo derecho. Todo lo que sigue es borroso y no tiene sentido para Él, lo único que sabe es que no quiere volver a sentir lo que ha sentido esa noche. No quiere que otra lagrima salga de su ojo derecho por el mismo motivo.




lunes, 24 de mayo de 2010

Confianza.

A él le costaba mucho confiar en ella, no precisamente por que desconfiara de ella si no por su cautela innata. A él esto le parecía algo insignificante, decía: "Confío en la gente, no en el diablo que llevan dentro".
Pero esto a ella le molestaba, lo veía como algo insultante, ella creía que él la consideraba una puta (nada mas alejado de lo que él pensaba), pero él no podía evitar sentir lo que sentía y ella no se quería seguir sintiendo como se sentía. Los dos buscaban soluciones. Él por su parte trataba de ocultar su desconfianza, ella construía paciencia con sus entrañas. Y seguían sus vidas esperando el desenlace de su relato.